Durante el tiempo de pandemia fue uno de últimos talleres de la Casa de María en sumarse a la realidad virtual, pero desde que retomaron sus encuentros esta comunidad no ha parado de crecer y desarrollarse.
Con 18 señoras que se reúnen semanalmente más dos monitoras voluntarias, este taller es un espacio de aprendizaje colectivo muy fecundo. Atrás quedaron las primeras sesiones para aprender a manejar la plataforma zoom, donde la tecnología resultaba ajena. Hoy, cada semana una señora es la profesora que enseña a las demás un nuevo punto de palillo y crochet. Se trata de aprender en comunidad y aprovechar las habilidades del grupo. En el taller de tejido se promueve la autonomía, son las mismas señoras las que controlan la asistencia y asumen las tareas administrativas del grupo.
El taller de tejido es una muestra del valor que tiene la comunidad y un ejemplo de perseverancia que ha sabido superar los desafíos y demostrarnos que siempre se puede aprender.
